"El Escuadrón Suicida": una revancha exitosa de los villanos

Por Francisco Vidal.

"El Escuadrón Suicida" es la carta fuerte del año de la franquicia DC en películas de superhéroes y tras la complicada recepción de la primera versión de 2016, llegó al cine este relanzamiento del equipo de supervillanos. El film supera las expectativas con un festival de violencia, mucho humor ácido y una misión de alto riesgo en Sudamérica.

La primera incursión de James Gunn en DC luego de su paso por Marvel ("Guardianes de la Galaxia") se traduce en un film que dirige y escribe con soltura, lo que se refleja en la libertad creativa con la que se desenvuelve en el poco más de dos horas de película.

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"El Escuadrón Suicida" se centra en un grupo de villanos que están presos en la cárcel de Estados Unidos con la tasa de mortalidad más alta del país, que para reducir sus penas o mejorar su situación se unen a una misión secreta del gobierno en la isla latina de Corto Maltés. 

Allí, liderados por Bloodsport (Idris Elba), deberán destruir un proyecto clasificado que se fue de las manos cuando una dictadura reemplazó a la familia aliada a Estados Unidos que gobernó por años el país.

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La película no es apta para impresionables (+16 con reservas) y es recomendable para quienes quieran disfrutar en plena sala de cine una fiesta de sangre, gore y escenas de pura acción. Algo que la enriquece es que ninguno de los personajes es del todo bueno o del todo malo. Meses antes del estreno, el director incluso había pedido no encariñarse.

El grupo recupera personajes de películas anteriores como la magnética Harley Quinn (una brillante Margot Robbie) y otros nuevos, entre ellos algunos bastante particulares. Un ejemplo es el caso de un joven que lanza lunares de colores (Polka Dot-Man -interpretado por David Dastmalchian-), una millenial que controla a las ratas con su mente (Ratcatcher 2) y un híbrido entre hombre y tiburón (King Shark, con la voz de Silvester Stallone).

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En este equipo bien diverso también está "Peacemaker", interpretado por John Cena, con el que Gunn satiriza a los clásicos héroes norteamericanos a través de un fortachón algo bobo y extremadamente nacionalista. 

Ese es uno de los puntos que reflejan la flexibilidad para contar la historia, con una crítica del realizador a cierto discurso norteamericano que avala atrocidades en nombre de la libertad y la "paz". Por otra parte, también hace un contrapunto con una sátira a los regímenes autoritarios.

Con algunos guiños argentinos que sacan una sonrisa -un llavero de Mafalda, un fernet en un bar, algún "che"-, la película combina distintas regiones latinoamericanas en una isla selvática ficticia. Cabe destacar que actúa como presidente de facto el argentino Juan Diego Botto. Con todo esto, Gunn toma un camino riesgoso al adoptar regionalismos, pero casi no falla.

La trama no es "la gran historia", es bastante básica, pero cumple con su cometido: entretener. Un punto algo flojo es que por momentos se vuelvo algo sobrecargada -hay hasta zombies- y un monstruo que es algo burdo por su morfología -sí, sabemos que existe en los cómics-.

La producción tiene mucho humor ácido que divierte porque juega con la violencia o con la irreverencia de sus personajes. También hay momentos de pura ternura -siempre contrastados con lo brutal-, sobre todo protagonizados por el amigo Rey Tiburón y su inocencia. Gunn da espacio a esos fragmentos curiosos o más reflexivos y se nota que hay instantes en los que busca encontrar belleza hasta en lo más asqueroso.

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Un personaje que se roba las miradas es el de la adolescente con poderes sobre las ratas (Daniela Melchior), en una interpretación fresca de una chica que identifica al público más joven con su fiaca y su sencillez. 

Idris Elba se muestra como un gran comandante de grupo y qué decir de Margot Robbie otra vez en Harley Quinn, que protagoniza unos momentazos de acción y suspicacia que la convierten en una de las figuras de la película. Viola Davis, en tanto, impacta con su firmeza en su interpretación de la agente del gobierno estadounidense Amanda Waller. 

"El Escuadrón Suicida" es una gran opción para disfrutar en el cine y a prestar atención: hay escena posterior a los créditos.